jueves, enero 14

Niña incapaz

La extraña niña esribe, o intenta escribir. Tuerce la fina boca cuando comienza a garabatear sobre la hoja, porque no le salen las palabras. No resurge de su interior esa expresión poética tan típica de su ser, que un par de versos logra embellecer esa nostalgia que jamás, jamás en la vida se fue. Quiere invocar la compasión, pero es tarea complicada. Anhela ese cálido y reconfortante abrazo, pero no recuerda cómo estrechar el cuerpo ajeno. Quiere pedir perdón, prolongar una triste oración, rogar por una nueva sensación... pero no puede. Algo la obstruye, la detiene, la limita. Y cuando quiere comenzar a teclear sobre el computador, le tiritan los dedos. Su voz se rompe, su vista se pierde, sus párpados se cierran.
Es que duele tanto, tanto, tan profundo... que ni escribirlo puede.
No la juzgues, no le sale. Y por eso suelta lágrimas solitarias y palabras arrebatadas, porque en ese instante desconoce otro método de expresión. Su mente revolotea entre los recuerdos y ese extenso mar de intrigas, y así es como pierde rumbo. Se extravia entre su juicio y el del otro, entre el pasado y el presente, entre su realidad y la ajena. No comprende su accionar ni su incapacidad, no diferencia entre el bien y el mal.

1 comentario:

  1. Me encanta!! Todo, la forma en que escribís es increíble, no paro de leer!

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